Ansiosos de Primavera


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Cuando nuestros armarios aún están asimilando el cambio de estación y se aproximan los días largos y las terracitas, empiezan unas merecidas vacaciones y con ellas llegan los cada vez más ansiados festivales de música ya están aquí y se nota.
Entre junio y julio llegan varios, entre ellos: nuestro pionero e independiente FIB (Festival Internacional de Benicasim) ahí sigue y el Primavera Sound que se celebra en nuestras 2 capitales (Madrid y Barcelona) para los que por cierto cada vez se hace más difícil poder asistir si no se compran las entradas antes de salir el cartel, acapara buena parte de nuestro verano y nuestras redes sociales.
En nuestro país no se celebra el Coachella, ni desfilan famosos de los que copan las alfombras rojas en Hollywood, ni falta que nos hace, eso ya no es lo que era… A nivel europeo a nadie se le escapa el pleno auge que viven nuestros festivales nacionales. El ansia con que se esperan ya no incumbe solo a los puristas de la música indie, rock o alternativa, sino también a los amos del style y las tendencias, que aprovechan la más mínima para lucir palmito y decir al resto del mundo por donde van los tiros en esto de la indumentaria.
El perfil de consumidor ya no procede de las minorías o tribus urbanas, en la era de la comunicación instantánea la masa les ha ido comiendo terreno y el fenómeno hipster, palabreja de moda machacada por la masa e hiperdescontextualizada, es una buena muestra de ello. Es sencillo de explicar: hoy todos somos modernos y tenemos las mismas redes que los famosos y a nuestros festivales les gusta que sea así. Queremos nuestro minuto de fama, nadie quiere quedarse atrás y si para ello uno se tiene que descargar la discografía de 20 grupos del cartel, para conocerlos como de toda la vida, pues se los descarga.
El negocio ya no es solo de los músicos, la ciudades se lucran del éxito masivo de estos festivales, las tiendas Vintage no dejan de vender ropa de los 70 y los mercadillos e incluso tiendas multimarca de nuestras capitales, además de los archiconocidos gigantes del mainstream de la moda, se benefician del narcisismo de sus asistentes, en parte gracias al cambio de perfil cada vez más masivo, en el que la moda le ha comido terreno definitivamente al tipo de indumentaria tradicionalmente festivalera, antaño más indie o underground…